Es probable que muchos
conozcan a esa famosa agrupación venezolana que inundó de éxitos los espacios
radiales y televisivos durante buena parte de la década de los 70 y con esta
nota no pretendemos decir que tenían un lado indeseable, por el contrario, se trata
de un lado que mostraba el alto talento de estos jóvenes músicos venezolanos,
que en realidad no eran tres sino cuatro: Douglas Herrera (guitarra, voz), Humberto Becerra
(guitarra, voz) y Alfredo Cabrera (bajo, voz) a quienes se les une Nelson
Bautista (violoncello). Son conocidos sus éxitos: Matrimonio, Dum Dum, Sweet city woman, Solo otra vez, entre otros;
temas que incluso despiertan la nostalgia de muchos que vivieron el momento en
que se produjeron los mismos. Estos temas también han sido de aparición común
en muchos CDs recopilatorios de éxitos de la década del 70 en Venezuela. Sin
embargo, a qué queremos hacer referencia con ese título “el lado oculto de Los
Tres Tristes Tigres”. Un título que puede generar suspicacias pero que en
realidad lo utilizamos para mostrar otra parte de su talento, el cual era poco
apreciado en su momento. Además de las piezas comerciales y exitosas que
abundaban en su repertorio, si escuchamos los llamados larga duración de esa
época nos podemos encontrar algunas sorpresas, agradables para algunos y
desagradables para otros en el sentido que quienes sólo querían ver la cara
exitosa del grupo, simplemente levantaban el “brazo del plato” al llegar a esos
temas y pasaban al siguiente. Pero si analizamos la estructura de esas
canciones se puede ver un alto nivel de complejidad de las mismas lo cual es un
indicativo claro del talento musical de esta agrupación. Temas como Otoño muestran una alta versatilidad
vocal, sin nada que envidiar a agrupaciones como los famosos Crosby, Stills,
Nash & Young o el sabor a rock latino de la canción Llegó el momento, con una percusión de ritmo santanoso. Sin
embargo, el momento que en mi opinión eleva a los más altos niveles ese lado
oculto es la canción Solo para cello,
un tema instrumental de vanguardia grabado en 1972 y que es difícil encasillar
en cualquier género musical ya que va desde lo folk, hasta lo clásico y
progresivo. Tal vez hoy en día suene como sencillo, pero cuando estos muchachos
lo grabaron no existían los recursos tecnológicos actuales y para ese momento,
era difícil encontrar agrupaciones de pop o rock que tuvieran un cello como
elemento protagónico. Indudablemente que temas como este son la prueba del
talento de muchos músicos que sólo conocemos a través de sus éxitos radiales,
pero que podían ir a otros niveles y así como lo encontramos en Los Tres
Tristes Tigres, lo iremos buscando en muchas agrupaciones y solistas que han
dejado un legado importante dentro de nuestra historia musical.
Williams León
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