Acorralados, nueva producción discográfica de ATIKO


Iniciando la segunda mitad del 2018, la banda valenciana ATIKO nos trae su nueva producción discográfica bajo un título que refleja realidades diarias de los venezolanos: Acorralados. Ya han pasado algunos años desde aquel primer EP grabado en el año 2003 con los temas Mentira Eterna y Muertos en vida y esos años se han reflejado en la madurez y el establecimiento de una propuesta musical bien definida. Son 15 años desde ese primer EP y que mejor manera de celebrarlo y bailar el vals que con esta excelente grabación. De aquellos días hasta el presente han ocurrido cambios en la banda y sólo se mantienen Juan Manuel Ponce y Carlos “Pescaíto” Arvelo. Pero los cambios no sólo han sido a nivel de los integrantes y del sonido de ATIKO, también ha cambiado mucho la realidad de Venezuela y los que llevan la esencia del rock en su sangre, saben y sienten que no pueden hacer silencio, no pueden arrodillarse y bajar la cabeza ni dejar que una bota los pise y destruya sus ideales. Con Acorralados, ATIKO no solamente nos brinda esa gran dosis de heavy & trash metal; también nos relatan historias que se han transformado en el día a día de millones de venezolanos y mientras algunos hacen silencio ante esas realidades, mientras otros se arrodillan para recibir “las buenas del poder” sin importar lo que pasa a todo un pueblo … ATIKO se une a ese grupo de artistas que quieren y le cantan a la libertad: METÁSTASIS, BOOGIEMAN´S CURDA, VITAL REAL, ZOMBIES NO, MASKHERA, entre otros.


Para hablar de  Acorralados (2018) debo comenzar diciendo que siempre he considerado un poco difícil escribir reseñas sobre cualquier obra musical, especialmente porque no soy músico y no puedo utilizar los términos “técnicos” que siempre están involucrados en cualquier pieza artística. Sin embargo, muchas veces el conocimiento técnico no está por encima de la pasión que se siente por la música y tal vez mucho conocimiento hace valorar más la gimnasia musical que lo trasmitido por cualquier músico. La ventaja de oír y escribir en función de la pasión musical es porque permite sentir eso que muchos llaman “feeling” o como lo llamaban los músicos del Aditus Original: “la vaina” y al escuchar este disco de ATIKO, indudablemente que se siente “la vaina” y se siente en dos sentidos: por una parte, la manera como llegan cada una de las notas musicales que expresa la banda, y por otra parte, por el relato que nos hacen de la cruda realidad que nos rodea y agobia. Por esta razón, Acorralados hay que verlo desde dos sentidos: el aspecto lírico y el aspecto musical.
Desde el punto de vista lírico, podemos jugar con los títulos de las canciones y encontramos que la unión de ellos cuenta una historia donde ATIKO plasma de manera perfecta una realidad y donde la música es el medio de denuncia que han escogido. No escogieron las balas, las piedras ni el hacer críticas en silencio; escogieron la música sabiendo el riesgo que representa plasmar en líricas lo que es la Venezuela actual. Indudablemente que muchos medios de difusión evitarán colocar esos temas, pero muchos amantes del rock hecho en Venezuela lo escucharán a diario y sentirán que ATIKO representa algo muy importante dentro de lo que es la cultura rock: la denuncia y cantar las realidades de cualquier lugar sin temor.


Desde el punto de vista musical, Juan Manuel Ponce (voz líder, guitarra, bajo, cuatro, teclados, programación de baterías) y Carlos “Pescaíto” Arvelo (guitarra, bajo, coros) nos brindan una avalancha de trash metal, heavy metal y hard rock que comienza con En Venezuela (Intro)... este tema trae una carga de melancolía e incluso tristeza donde la música llena de armonías sirve de fondo perfecto para que la voz de Juan Manuel Ponce nos relate una especie de historia de lo que es la Venezuela de hoy, esa de donde muchos se han ido,  a muchos les da miedo irse pero sienten terror al quedarse. La música muestra una gran riqueza de armonías, con todos los instrumentos en una compenetración perfecta, ninguno sobresale sobre el otro y hasta el sonido del cuatro podemos apreciar en algunos pasajes... un corto pero hermoso solo de guitarra nos lleva al final de esta primera pieza. La música y todos los instrumentos son ejecutados por Juan Manuel Ponce y la letra es una adaptación que hace sobre un escrito de a quien conocemos como la dama del metal, una de las mujeres que más apoya la movida del rock en Carabobo y Venezuela: Belén Vargas. Tras este hermoso inicio, llega la fuerza del trash precedida por las armonías de guitarra que sirven de fondo para escuchar las palabras de Arturo Uslar Pietri donde presagiaba lo que podía pasar en el país sí bajaran los precios del petróleo y tras la premonición que se quedó corta con lo que hoy tenemos, una fuerte dosis de rock en las vertientes del trash; el trabajo de guitarras que hacen Ponce y Arvelo está a la altura de cualquier guitarrista de nivel internacional y demuestra, una vez más, que a la hora de dejar la piel interpretando el trash más salvaje, ATIKO está a la cabeza de muchos. En Enchufados sigue un torrente de metal, un tema dentro de las corrientes del más fuerte trash & heavy con unos riffs de guitarra que tienen todos los ingredientes para convertirse en clásico. La voz de Ponce alcanza uno de los mejores momentos del disco y la fuerza que le imprime “Pescaíto” Arvelo con los solos se introduce en el oyente como cualquier inyección de adrenalina. Cuando un pueblo ciego llora tal vez nos rememora el titulo de una hermosa pieza de los setenta: Cuando un hombre ciego llora de los inmortales DEEP PURPLE. Musicalmente, la pieza es una perfecta continuidad de Enchufados, sonidos de hard, heavy y trash metal con crudeza, fuerza, la más pura esencia del sonido ATIKO. Estos tres temas son composiciones de Juan Manuel Ponce tanto a nivel de letras como de música. El tema siguiente es una hermosa pieza escrita por Carlos Arvelo en honor a su padre, un tema que deja de lado los fuertes sonidos del heavy o trash metal para llevarnos a lo que podríamos llamar una power balada llena de emotividad, de esas piezas con las que cierras los ojos y se te meten en lo más profundo, una pieza donde no hace falta las letras para sentir todo lo que quiso plasmar Carlos Arvelo como tributo al maestro Luis Alberto Arvelo, fallecido el primer día del mes de Julio del 2017.


Levántate y sobrevive comienza con bellas armonías de guitarra y un bajo que nos puede recordar a Iron Maiden para luego dar paso a una balada con sonoridades hard donde la guitarra es el gran protagonista intercalando armonías, solos y fuertes riffs. Indudablemente que es uno de los puntos altos del disco; la voz desgarrada de Ponce nos lleva de la mano con una letra que canta vivencias de nuestro día a día y una especie de tour de forcé le añade un toque distintivo a la pieza. Con Chaos Vzla se regresa al sonido del trash metal en su máxima expresión, donde la denuncia va a la par de la magistralidad que le imprimen Ponce y Arvelo a sus guitarras, además de una sección rítmica que pone a temblar a cualquier banda cabecera del movimiento del trash en cualquier rincón del mundo. El sonido de Éxodo nos relaja un poco tras ese fuerza devastadora que deja Chaos Vzla y nos transportan hacia las corrientes del sonido del hard rock con una fuerte dosis de psicodelia bluesística donde los riffs de guitarra le plasman un sello muy personal, un sello totalmente ATIKO. En Asfixia, Ponce y Arvelo unen sus talentos como compositores y nos brindan un tema donde se combina el sonido stoner con el trash y con ese toque “volador” que ya es característico de ATIKO; indudablemente que este tema tiene todos los ingredientes para convertirse en un clásico del sonido hard en Venezuela. No me llames camarada regresa a el sonido de baladas con la fuerza de la guitarra como protagonista. La letra de este tema tiene como base el escrito del mismo nombre publicado por Humberto Cestari en las redes sociales y donde de manera directa nos habla de una realidad, una denuncia, una crítica a la que Ponce le pone la música perfecta para canalizarla.


El heavy metal llega nuevamente con Bachaqueros donde el trabajo vocal de Ponce se complementa de manera perfecta con los coros que hace “Pescaíto” Arvelo. En Baila Dictador, el hard rock, el cambio de tonalidad que le da Ponce a su voz, los riffs de guitarra y el sonido del bajo y la batería ofrecen un ritmo y fuerza que sirven de fondo perfecto al excelente trabajo vocal donde nos dice que Dios perdona, Venezuela no. El final del disco sigue por los caminos del hard rock con Zombis;  el uso de percusión latina y las “twin guitars” que nos ofrecen Ponce y Arvelo son una verdadera delicia para cerrar con broche de oro el recorrido musical que hace ATIKO y donde nos muestran que el rock hecho en Venezuela tiene exponentes de categoría internacional y, lo más importante, que el rock es un movimiento que no hace silencio y así como puede cantar para destacar los aciertos, también levanta su voz para denunciar .. Gracias ATIKO, su canto nos inspira a luchar para que en el próximo disco canten al cambio, al regreso, a la vida y esperamos que ese disco salga muy pronto!!


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Williams León

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