Hace algunos días presentamos la reseña del tema God
bless the land, obra del guitarrista venezolano Freddy “Marshall” Cabezas y
mencionamos que se trataba de una agradable sorpresa al ver la vigencia que
tiene esta leyenda del rock hecho en Venezuela, además de sorprendernos con un
desempeño como vocalista extraordinario. Pues, si ese sencillo nos resultó una
agradable sorpresa, al escuchar Iron Horse (2020) al completo,
podemos decir que el aperitivo se quedó corto en relación a todo lo que nos
trae un álbum que se perfila como uno de los mejores del año de los cultores
del rock en Venezuela, aun cuando todavía le queda bastante a este
convulsionado 2020.
Lanzado a través de M & G Releases, además de Freddy
(guitarra, voz, composición, producción), encontramos a J. C. Henao (bajo,
batería, teclados) y el aporte de Evelyn Gilmond en los coros de la pieza Wise
guys. El álbum comienza con Bitch don´t cry y aquí tenemos una gran
exposición de hard rock, con riffs que se pasean a su antojo durante los poco
más de cinco minutos de duración del tema y una voz perfecta para este tipo de
canción. Debo confesar que se hace difícil escuchar de manera continua el disco
porque este tema es casi que obligante repetirlo 2-3 veces antes de dar paso a Bless
the land y aquí la cosa es más compleja porque provoca repetir esta pieza
unas 4-5 veces, un hard blues que nos lleva de la mano y nos hace sentir como
si estuviésemos dentro de la canción, tanto por el contenido lírico como por el
feeling y sabor que trasmite; a eso se une un solo de guitarra preciso y una
sección rítmica impecable y perfectamente acoplada a los sonidos de la guitarra
y voz. Silky gloves también se va por las sendas del hard rock guiados
por un riff que puede alcanzar niveles de riff clásico y con una guitarra que
toma rol de solista en la mayor parte del tema…, indudablemente que Freddy
Marshall tiene los méritos para estar ubicado entre los guitarristas más
importantes de los sesenta años de rock que ya llevamos en nuestro país. Believer
es lo que podríamos ubicar como una power ballad donde Freddy utiliza una
tonalidad vocal que me recuerda el trabajo de Timothy Leary titulado Righ
To Fly (1996); nuevamente el sonido de la guitarra es la joya de la
corona (sin virus) y el bajo-batería toman ese camino pausado que cobija
perfectamente lo que hace Freddy con su voz y las seis cuerdas; también destaca
el sonido de teclados creando atmósferas que le dan un aire de misticismo a
este gran tema. The spirit retoma el camino del hard & heavy con ese
riff contagioso y unos coros hechos por el mismo Freddy que nos lleva a
imaginar su interpretación en vivo, con un público uniéndose a los coros y
disfrutando de ese ritmo propio de los sonidos de hard rock y heavy metal. Con Johnny´s
long run se mantine continuidad al sonido hard & heavy en el que se
fundamenta la propuesta de Marshall y aquí nos brinda uno de los mejores solos
de guitarra del disco; muy estilizado y con una fuerza única. Mother
road es la otra pieza “suave” del disco y lo de “suave” no significa que no
tenga fuerza, el trabajo de bajo y batería marcando ese ritmo pausado nos
enganchan de inmediato; indudablemente que cualquier espacio radial serio de
rock no dejaría de trasmitir esta pieza a través de las ondas hertzianas y esto
no indica que se trate de un tema pop o comercial, porque está bastante lejos
de eso… sólo indica que es un tema con una riqueza musical tan grande que es
necesario compartirlo de manera continua. Wise guys mantiene la esencia
del sonido del disco: grandiosos riffs, voz impecable que se complementa de
manera perfecta con el aporte de Evelyn Gilmond y una sección rítmica llena de
fuerza.
Definitivamente, tal como mencionamos en la reseña
de God bless the land, Iron Horse nos permite comprobar lo
que leí hace muchos años en la revista española Vibraciones... en aquella época
donde no pensábamos que existiera internet, CDs o música en formato digital y
teníamos que esperar, con un año de retraso, la llegada de Vibraciones, Popular
1 o la publicación argentina Pelo… allí decía: “Los viejos rockeros nunca
mueren” y Freddy Marshall nos demuestra que esa frase es un mar de verdades
y no sólo lo es para quienes hacen esa magia musical, también es para quienes
no la hacemos pero la sentimos, la interiorizamos y discos como Iron
Horse nos permiten dejar salir a flote esas sensaciones. God bless this
album!!!
Williams León
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